El café y su aroma

Ay el café, ese aroma, que nos despierta, nos sonríe, nos acomoda el día. Nos hace reflexionar en lo que nos toca, en nuestras agendas, en la vida, en que la perdemos. En ese pequeño instante nos encontramos con nosotros mismos en una taza, si es que estamos solos. Encontramos una mirada latente al otro extremo cuando lo tomamos acompañados, pero una cosa es segura, el café nos despierta el alma. Nos despierta los sentidos, nos despierta a la vida, nos despierta a una oportunidad, otra oportunidad para emprender. Emprender en la vida, en el área laboral y en lo personal.
En mis reflexiones mañaneras, a veces sola, a veces acompañada, encuentro siempre un motivo para reír, las memorias que aparecen o el amor que renace en medio de mi taza de café siempre hacen brotar algo en mi. Cada una de las memorias trae a colación lo que era, para hoy ser mejor. Me pierdo en su aroma, aroma que me transporta a un mundo de ideas que quiero contemplar. Ideas que más que contemplar quiero ver y tocar. Es ese cafe temprano el que nos lleva a pensar, en lo que la vida nos ha puesto de frente, a ver nuestra realidad en un mundo de rutina, pero dentro de el somos nosotros, únicos, dispuestos a hacer algo mas por otros y por nosotros mismos.
Es en ese café donde miramos el pasado, no ese pasado que nos pudo haber marcado, miramos ese pasado donde crecíamos, ese lugar donde la abuelita nos recibía con una taza de café y el pedacito de pan. Ese café que en las sonrisas encontramos el amor de mamá, el amor de papá y ese amor que nos sembraron para recordar de dónde venimos, y ese amor que nos enseñó a ser amantes de un café.
Zoraya